08 marzo 2024

College Issues

Título:  JOVAG VA A LA UNIVERSIDAD College Issues
Personajes:  O sea, esto es broma? Aims/Leo (+ Antonia, Alex, Jorge, etc.)
Advertencia:  Universo Alterno (donde no son espías.)

—¡Por fin!

Aimée se sobresalta cuando Leonardo se deja caer a su lado en la banqueta. El casino que momentos antes estaba prácticamente en silencio empezó a llenarse de movimiento y ruido, lo que significaba el término de una hora pedagógica y el inicio de otra. 

De todas formas miró la hora y sí, efectivamente, era el descanso entre la primera y segunda clase del día.

—¿No habías dicho que no llegarías antes de las 12? —le pregunta al verlo quitarse el bolso y dejarlo en el piso. Su croquera y un manojo de lápices le roban la mitad de la mesa donde tenía organizado todo su material de estudio, haciéndole fruncir los labios.

—Bueno, ¿y qué? Tuve un acceso temporal de conciencia y llegué a la primera clase —responde Leonardo, sin mostrar indicio alguno de importarle el haber arruinado el orden de sus apuntes, cuadernos y libros. En cambio, le sonríe mientras toma el cuaderno de dibujo y empieza a pasar las hojas sin cuidado. —Mira, ¿qué opinas?

—Parece de kinder, para variar —interrumpe Antonia a sus espaldas, antes de que Aimée pueda pensar en qué decir. Antonia se inclina para darle un beso en la mejilla y se sienta en la banqueta de al frente, a pesar de la evidente negativa escrita en la expresión de Leonardo.

—Está bien —dice Aimée, dándole un leve pellizco en la mano para atraer la atención de Leonardo de vuelta a su esbozo. —¿Aún te falta para terminarlo?

—Sí. Me falta...—

—Me da envidia, a veces, ¿sabes? —vuelve a interrumpir Antonia—, que haya tanta gente que pueda vivir del ocio, ¡y una aquí tiene que ganarse la vida con el sudor de su frente!

Leonardo, en su mejor desplante de masculinidad plena, la ignora magistralmente y se gira en la mesa para evitar del todo a Antonia, y Aimée, que nunca ha podido mantenerse a par con el humor de Antonia, prefiere callar.

—Me falta darle unos toques y aplicar sombras —termina él de decir y se toca la punta de la nariz levemente, un gesto delator que sabe que es inconsciente de su parte. —Por cierto, compré las entradas.

Aimée solo alcanza a abrir un poco los labios para responder antes de que Antonia se incline sobre la mesa y la interrumpa por tercera vez. —¿Entradas para qué?

Con total honestidad, a Aimée no le termina de irritar tanta interrupción simplemente porque, cuando Antonia no está intentando chismear o avivar discusiones, puede ser una persona agradable con quien charlar.

—Para el Lolla, Anto, te dije ayer —responde Jorge, de pie junto a la mesa con una energética en la mano. Le asiente a Aimée en forma de saludo y le da una palmada en la espalda a Leonardo antes de besar a Antonia en la sien. —Me dijiste que no querías ir, ¿te acuerdas?

Antonia se encoge de hombros.

—Lo que es doblemente bueno —continúa Jorge—, porque mi bolsillo no lo soportaría y porque tengo un examen del terror el lunes. ¿Cómo vas con el estudio, Aimée?

El cambio de tema no la toma por sorpresa. Ya se ha acostumbrado a Antonia, a Jorge y a la manera en que Jorge puede manejarla. Es que, a veces, solo a veces, muy, muy a lo lejos… le recuerda a la forma en que ella maneja a Leonardo. Es probable que Jorge incluso lo sepa, considerando la sonrisa cómplice que le ha dado en alguna ocasión cuando ha logrado bajarle la intensidad a las discusiones de Leonardo con alguien más.

—Con un pack de esas —responde Aimée, indicando la lata con la cabeza—, podría terminar de estudiar el domingo en la noche sin tener que pasar de largo.

—No si vas al Lolla —dice Alex a sus espaldas, antes de sentarse en la banca junto a Leonardo, obligándolo a apretujarse junto a ella. 

Leonardo no parece ni molestarse, sino que que aprovecha de posar una mano sobre su rodilla, el movimiento demasiado fluido como para no ser intencional (o, al menos, sopesado). Aimée golpea su rodilla contra la suya, y Leonardo quita su mano sin tener siquiera que mirarla para saber lo que quiere, enfocándose en sombrear una esquina de su bosquejo en silencio. 

Alex le sonríe con una burla implícita antes de meterse medio pan de miga a la boca.

Moviendo los labios, pero sin hacer sonido, Aimée le deletrea: —Eff. You.

Alex se ríe. Luego, se atraganta.

Leonardo le golpea la espalda.

—Levanta los brazos —dice Jorge.

—Toma agua —dice Antonia.

—Pégale más fuerte, que se nos muere —dice Aimée, respondiendo con una media sonrisa la mirada irritada de Alex. 

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